Lugar referencial de los que la pelean para salir adelantes, espacio donde no sobra nada y donde una pelota hace la diferencia. Es el principio del sueño, el lugar donde todos los pesos se dejan atrás, donde las caretas caen y cada uno se muestra como es. Un lugar, un momento, en donde las cosas más increíbles pasan, en donde no hay diferencias de edad, de raza ni de religión. Ni el sol más sofocante, ni la lluvia más torturante pueden terminar con las ganas de estar ahí, día a día, tarde a tarde.
La magia del fútbol en su más llana expresión se hace presente, es juego duro, no hay cámaras ni contratos millonarios. No hay fronteras, no hay una sola línea que delimite el campo de juego. Se disputan los partidos más calientes, se juega fuerte cuando las cosas no salen y el equipo va perdiendo. Hay códigos, por lo que un caño puede terminar en pelea. No hay árbitros, ni líneas que decidan nada, todos los jugadores son referis, no hay rojas ni amarillas, sólo empujones y pierna fuerte para demostrar quien es el que manda. Mucho menos hay fecha de suspensión, una pelea termina donde empezó: adentro de la cancha. Cuando se termina el partido, todo sigue como si nada, para que al otro dia se pueda volver al potrero y jugar la revancha .
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